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6 mar 2011

Chardin en el Museo del Prado

Os recomiento vayais a ver la magnífica exposición de Chardin en el Museo del Prado (del 1 de marzo hasta el 29 de mayo).
Jean Simèon Chardin (París, 1699 – 1779) toda su vida vivió en París. De origen muy humilde, fue un autodidacta que, sin embargo, llegó a ser miembro de la elitista Real Academia de Pintura y Escultura, alcanzando un gran éxito en Europa. La importancia de Chardin fue más allá: Cézanne, Matisse o Picasso le consideraron su maestro.


Pierre Rosenberg, gran historiador, director honorario del Museo del Louvre y comisario de la exposición, analiza desde el punto de vista histórico la rareza de un pintor cuyo trabajo se instala sigilosamente y a contracorriente en el siglo XVIII hasta que el tiempo termina por darle la razón. Si los artistas franceses de su tiempo dibujan con facilidad, pintan deprisa y con habilidad rozando el virtuosismo para captar el movimiento, adoran el espectáculo y recrean narrativamente la mitología y la historia para apoyar a veces discurso moral, Jean Siméon Chardin, dice Rosenberg, "no dibuja, pinta lentamente, con dificultad, huye del movimiento, pinta los gestos congelados, desprecia la anécdota, rechaza la narración, no da lecciones de moral y le gustan las cosas humildes, los objetos de la vida cotidiana, los gestos de todos los días que se repiten incansablemente. Ama el silencio que nada perturba”.
Si algo caracteriza la pintura de Chardin es, según Rosenberg, "reposo, paz y silencio". El comisario ha aludido a las peculiaridades de los singulares bodegones de Chardin, su pasión joven por los conejos muertos, que retomaría años después, la insistencia en la multiplicidad de formas redondeadas y la "monumentalización" de los objetos.
La exposición cuenta con 57 obras del artista, gran maestro del bodegón y de la pintura de género (escenas domésticas y familiares e imágenes de la infancia), reconocido por una visión intensamente poética de las cosas y un extraordinario virtuosismo pictórico.
"Fue también el pintor de los adolescentes, a los que plasma como son, vistos desde dentro", ha añadido Rosenberg haciendo hincapié en su "refinamiento por los colores". "Chardin huye de la anécdota, no quiere contar nada, ante todo su trabajo es pintura", explica.
El artista francés, que falleció a los 80 años (algo inusual en aquella época), concluyó su carrera artística con retratos en pastel. Dos de ellos ('Retrato de muchacha' y 'Retrato de muchacho' realizados en 1777).
Sus pinturas, añadió, son espacios de glorificación de los objetos, que sublimó. "Huye de la anécdota, no quiere contar nada. Es un artista que sabe emocionar", afirmó Rosemberg, que recordó una afirmación suya: "Uno se sirve de los colores, pero se pinta con el sentimiento".
Por mi parte, os recomiendo mirar con atención el colorido suave, las finas pinceladas, la delicadeza de las escenas. Observad la atención que pone en el mínimo detalle, una mano, una puntilla o las facciones de un niño.
Más información sobre la exposición:

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